Te cuento un secreto

Pero antes quiero que pienses en alguna marca de tu infancia que te haya marcado. Esa marca que por sus colores, sus canciones pegadizas o simplemente porque nos acompañaron en un momento dulce de nuestras vidas, se ganaron un espacio en nuestro corazón.

Las dos primeras que se me ocurren a mí son Cola-Cao y Seven Up. ¿Por qué? Me parece difícil responder a esta pregunta, pero lo voy a intentar.

En el caso de Cola-Cao, me recuerda a mi abuela. Ella siempre tenía decenas de vasos de cristal con leche caliente y abundante Cola-Cao, preparados para cuando llegábamos sus ruidosos nietos. Entrábamos en su casa como un ejercito de pequeños vikingos y sorbíamos como chupópteros hasta las últimas gotas de ese brebaje de dioses. Por supuesto después de librar una ferviente batalla contra los indeseables grumos, a los que años más tarde algunos aprendimos a amar.

En el caso de Seven Up, me recuerda al verano. No por el refresco, sino por las camisetas que hacían con su mascota: Fido Dido. Es como si en aquel personaje hubieran seleccionado los mejores rasgos de Bart Simpson: rebeldía, pelo pincho y monopatín (en los 90 nadie decía skate), lo hubieran pasado por un decantador de Keith Haring y con ello lograran que mis padres, mis hermanos mayores y yo coincidiéramos en que las camisetas de Fido Dido eran la prenda más venerada del verano.

Las marcas que nos marcaron de pequeños nos hacen sonreír hoy, pero no necesariamente mejoraban nuestras vidas. En Bel soñamos con que nuestros alumnos nos elijan en unos años para que ayudemos a sus hijos. Que lo hagan porque les traigamos buenos recuerdos, pero sobre todo porque les recordemos a una etapa de su vida en la que aprendieron a superar obstáculos. En la que las victorias empezaron a llegar y en la que sin darse cuenta, empezaron a construir un futuro con propósito. Que lo hagan porque recuerden a ese profesor que se convirtió en mentor y con el que todavía hoy mantienen una buena relación. Que lo hagan porque sepan que su hijo va a estar en buenas manos.

En Bel soñamos con que nuestros alumnos nos elijan en unos años para que ayudemos a sus hijos.

Pues bien, el secreto que quiero contaros es que todo esto no lo conseguiremos por las rondas de financiación que levantemos, ni por nuestras campañas de Marketing, ni por la colaboración con ningún influencer. Lo conseguiremos solo si nos involucramos al 100% con vosotros. Como en cualquier relación, para que funcione, debemos facilitar los espacios en los que expresarnos con honestidad radical. Solo así funcionará. Por eso, y aprovechando que damos la bienvenida a un maravilloso año 2023, me encantaría que nos expresaras tus deseos, expusieras qué cosas te gustaría que mejoraran en Bel o compartas con nosotros cualquier otro feedback que desees.

¡Feliz año 2023!